Las Audiencias Públicas de pòstulantes a la Corte  nada han aportado

 

Ha concluido la puesta en escena del capítulo “Audiencias Públicas” protagonizado por el Consejo de la Magistratura, con la participación de los postulantes a cubrir la vacancia dejada por Víctor Manuel Núñez, en la Corte Suprema de Justicia.-

 

De acuerdo al Reglamento Interno del órgano encargado de la selección de candidatos, “…El postulante expondrá sobre un tema referente al área del derecho de su especialidad o el tema defendido en su tesis doctoral, durante un tiempo máximo de 15 (quince) minutos…”, y posteriormente, los Miembros del Consejo, los del Tribunal de Honor y el público en general, podían formular “…preguntas de carácter técnico y general que sean conducentes para una correcta evaluación del postulante….”.-

 

Las “audiencias”, sin embargo, se apartaron del propósito enunciado, y los candidatos, sucesivamente  expusieron sus  propuestas, planes de trabajo y proyectos, para luego someterse a preguntas de todo tipo, la mayoría de ellas, con sabor a recriminación, descalificación y cuestionamiento hacia sus pasadas actividades públicas o privadas.-

 

Confieso que no he asistido a dichas audiencias, ni siquiera las he seguido en su totalidad por los canales de televisión, por el horario en que se han desarrollado, que – dicho sea de paso, con muy mal criterio – fueron llevadas a cabo en horas de la mañana, coincidiendo con la jornada laboral de la mayoría de quienes podríamos tener interés en el tema. Por el horario establecido, podría pensarse, inclusive, que el propósito era contar con la menor cantidad posible de asistentes o espectadores.-

 

A pesar de ello, al igual que otros, he tenido la oportunidad de escuchar parcialmente las transmisiones radiales, leer las crónicas periodísticas, observar los resúmenes televisivos, y la página web del mismo Consejo.-

 

Lo observado basta para afirmar que se ha perdido una brillante oportunidad para poner en debate temas importantes, que interesan a la sociedad, y cuyos criterios, debieran constituir el núcleo central del perfil del candidato que habrá de ocupar un lugar en el más alto Tribunal de la República.-

 

Ni el Reglamento del Consejo de la Magistratura, ni el planteamiento de sus integrantes, del Tribunal de Honor, ni el público en general, pretendido conocer la posición de los postulantes respecto a temas tales como: la prisión preventiva o la libertad durante el proceso, la propiedad privada y las invasiones de tierras, el matrimonio igualitario, la despenalización de la palabra, la criminalización de la lucha social, y muchos otros que determinarán la orientación ideológica de sus futuras gestiones.-

 

No creo que sean relevantes para evaluar la idoneidad de candidatos a la Corte Suprema de Justicia, si ha mentido o no su edad en su “Facebook”, si ha tenido o no responsabilidad en accidentes de tránsito, ni la cantidad de parientes que trabajan en la administración de justicia, u otros como los que se han planteado durante el desarrollo de las Audiencias. Ninguno de estos temas brinda elementos que nos pudieran sugerir el modo en que habrá de encarar el tratamiento de los temas sometidos a su juzgamiento como Ministro de Corte.-

 

La previsibilidad de la justicia, es un ingrediente indispensable para que los ciudadanos ajusten su conducta al texto de la ley, conforme al criterio interpretativo de sus jueces. Es elemento sustancial sobre el que reposa la “seguridad jurídica”.-

 

De la mano del Consejo de la Magistratura, hemos perdido la oportunidad de conocer la orientación política, ideológica y doctrinaria  de cada uno de los postulantes, pues se priorizaron otros aspectos, carentes de toda relevancia. Como si no se hubiera aprendido de la experiencia, cuando el hoy Ministro Sindulfo Blanco, antes de asumir como Ministro de la Corte, afirmó que el periodo que correspondía al cargo era nada más que de cinco años, y posteriormente reconoció públicamente haber mentido al respecto, alegando que la designación era vitalicia (abril/2012).-

 

En verdad, las Audiencias Públicas apenas han servido para someter a los postulantes a una innecesaria exposición pública, enfrentándolos a cuestionamientos que nada tienen que ver con la función que les correspondería cumplir en caso de ser designados.-

 

El procedimiento seguido, en realidad encubre un propósito no declarado. Hacer que el Consejo de la Magistratura no tenga responsabilidad exclusiva en la formación de la terna, involucrando en ello a un “Tribunal de Honor” y a la ciudadanía.-

 

Las preguntas fundamentales que debiéramos formularnos en este momento son: ¿Qué tendencias ideológicas y doctrinarias tendrán los integrantes de las ternas?; ¿Serán conservadores, liberales, progresistas, garantistas o inquisitivos?.-

 

Estas preguntas tendrían que haber estado definitivamente respondidas, y despejada toda duda, una vez concluidas las Audiencias Públicas, pero, gracias a la falta de criterio de los miembros del Consejo de la Magistratura, sobre el papel que debe cumplir dicho organismo, no tenemos respuestas. Seguimos como al principio.-

 

Lamentablemente, las Audiencias Públicas, no han servido para nada, y el resultado final se verá, recién cuando el ternado y designado ejerza el cargo de Ministro de la Corte. En ese entonces, será evidente, que el procedimiento seguido ha fracasado, como lo confirman los resultados hasta ahora obtenidos.-

 

Jorge Rubén Vasconsellos