Compra de exámenes, venta de sentencias

 

En los últimos tiempos, la prensa se ha encargado de difundir profusas informaciones respecto a hechos de corrupción que afectan distintos sectores y niveles de nuestra sociedad.-

 

Esta sana conducta de denuncia, que acompaña la información, ha tenido como protagonistas, en la mayoría de los casos, a distintos actores políticos y administradores de bienes y recursos públicos, lo cual nos podría hacer concluir que la corrupción se encontraba reducida a determinados círculos vinculados al poder.-

 

Nos induciría a creer que los valores éticos, morales y jurídicos se refugiaban en el resto de la sociedad, o que las conductas ilícitas e inmorales eran adquiridas y practicadas como condición para el acceso a posiciones de privilegio, ante el asombro y la condena social.-

 

Los procesos judiciales formados con motivo de hechos protagonizados por nuestros políticos y autoridades de gobierno, resultaban en la imposición de condenas que, por su tibieza, nos hacían presumir, eran consecuencia de un Poder Judicial sumiso y complaciente con el poder.-

 

Sin embargo, la revelación de hechos de corrupción en Instituciones de enseñanza superior,  evidencian una mayor complejidad del problema, y un espectro más amplio de afectación.-

 

La compra de notas en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, mediante la cual, alumnos que ni siquiera se habían presentado a rendir exámenes, lograban la aprobación de materias, y la promoción a niveles superiores de educación, fue inmediatamente opacada por la compra de títulos de nivel universitario otorgados por el Instituto Santa Librada, que extendía certificados de la formación de Licenciados en Enfermería, a quienes ni siquiera habían pasado accidentalmente por sus aulas, conforme lo documentó acabadamente un programa televisivo de investigación periodística.-

 

Las reiteradas denuncias de prácticas irregulares que incluyen a otras Instituciones de Enseñanza Superior, del sector público y privado, como las que cada tanto surgen desde la Universidad Nacional de Pilar, que adquirió fama por las facilidades otorgadas para la concesión del título de posgrado de Doctor en Derecho, en llamativas condiciones y cantidades.-

 

Pero, estos no han sido, ni son´, casos únicos o aislados. Irregularidades y corrupción han sido denunciados en unidades académicas del Guairá, Alto Paraná, Amambay, entre otras, lo cual nos confirma la amplitud, gravedad y profundidad del problema que nos aqueja.-

 

Se ha dicho en estos últimos días, que quien utiliza un título de Licenciado en Enfermería, obtenido por compra, en menos de cuarenta y ocho horas, pone en riesgo la vida y la salud de sus “pacientes” y se desató una polémica respecto a quien debía asumir responsabilidad en el control de calidad de los egresados. Si ella correspondía al Ministerio de Salud, al de Educación, a la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (ANEAES) o al Consejo Nacional de Educación Superior (CONES).-

 

A la par, se ha puesto en tela de juicio la actuación de la Agente Fiscal que tiene a su cargo la investigación del hecho, quien se ha limitado a imputar a los responsables de la Institución que comerciaba con títulos universitarios, por hechos punibles contra la prueba documental (producción de documentos no auténticos), omitiendo u olvidando, que dichos títulos no fueron adquiridos para ser encuadrados y formar parte de la decoración de alguna vivienda, sino constituyen instrumentos habilitantes para el ejercicio de una profesión, por la cual se recibe paga o retribución.-

 

La Agente Fiscal no ha entendido que quien ha accedido a un título universitario en condiciones irregulares, han actuado con ánimo de lucro, y que la Institución Universitaria involucrada, es partícipe necesario e indispensable de la comisión del delito de estafa, sea en grado de tentativa o de hecho consumado.-

 

Ha olvidado igualmente, que la denuncia respaldada por el material grabado con motivo de la investigación periodística, desnuda la existencia de una Asociación Criminal, y que tanto éste hecho punible, como el anterior, merecen ser investigados, juzgados y sancionados.-

 

La ligereza de nuestra Justicia en la persecución de este tipo de hechos, sin embargo, no es casual o accidental, es el resultado de una serie de factores que han intervenido, en la construcción de una sociedad tolerante con la corrupción, que ha asistido como espectadora indefensa del éxito de todo tipo de prácticas indecorosas e inmorales, desde distintos sectores y niveles.-

 

La promoción o ascenso a cargos públicos y privados mediante concursos de “méritos y aptitudes”, que se limitan examinar la acumulación de “títulos” para acceder a posiciones de privilegio, ha alimentado un sistema mediante el cual, la capacidad, la idoneidad y la formación moral, intelectual y académica, carecen de relevancia.-

 

El panorama es harto preocupante, cuando los jóvenes visualizan la posibilidad de comprar exámenes, notas o títulos universitarios.-

 

Estamos traicionando nuestra obligación de formarlos adecuadamente para enfrentar la vida con honestidad. Estamos colaborando con la degradación moral de nuestras Instituciones y fundamentalmente, convertimos al resto de la sociedad en víctima de nuestras inconductas.-

 

No sé quién es peor. Aquel que compra notas, exámenes o títulos universitarios, o quien cierra los ojos ante esta realidad y designa a egresados de “garaje” como Jueces, Fiscales o Enfermeros. Pero de lo que sí, estoy seguro, es que aquel que accedió a un cargo habiendo comprado títulos, no tendrá ningún empacho en vender sentencias, en el futuro.-

 

Jorge Rubén Vasconsellos