Comenzaron a cambiar todo, para que nada cambie

 

Creo indispensable comenzar cualquier análisis sobre la gravedad, profundidad y extensión de los hechos revelados a partir de la difusión de conversaciones telefónicas mantenidas por el secretario del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, con Abogados, políticos, Fiscales, Magistrados, entre muchos otros, dejar en claro algunas cuestiones.-

 

La primera, y – quizás – la más importante, refiere a las responsabilidades Institucionales, sobre las que, hasta ahora, nadie se detuvo a analizar. La segunda, la responsabilidad (o irresponsabilidad) individual y personal de cada uno de quienes integran o conforman las Instituciones involucradas.-

 

Desde el punto de vista Institucional, resulta claro que el escándalo producido por la filtración de los audios, ha terminado por minar y destruir la escaza confianza de la ciudadanía en sus instituciones. Es cierto que, desde hace mucho, las encuestas realizadas evidenciaban los bajísimos niveles de “credibilidad social” de nuestro Poder Judicial, pero también es cierto que con lo ocurrido en las últimas horas, esa poca confianza se ha desvanecido, ha desaparecido.-

 

La sensación de desprotección e inseguridad jurídica que proyecta es tan amplia que termina salpicando a todos, ciudadanos, abogados y los pocos Magistrados que intentan hacer bien su trabajo (son pocos, pero también los hay).-

 

A partir de ahora toda resolución judicial estará manchada, independientemente de que quien la emitió haya conversado – o no – con Gonzalez Daher o con Fernandez Lippmann. Y sobre todo, los Abogados nos preguntaremos si hemos ganado un caso, por las razones que expusimos, o porque tuvimos la suerte de que uno de aquellos no intervino ilegal e ilegítimamente en el caso. Y en caso de que hayamos perdido, tendremos – también – el legitimo derecho a pensar de que la derrota fue el resultado de las “gestiones” realizadas por ellos.-

 

Pero, en definitiva ¿Qué puedo hacer si llego a escuchar un audio en el que se menciona un expediente mío?, la respuesta – lamentablemente – es: No mucho. Si mi cliente resultó condenado, podría intentar un Recurso de Revisión, alegando que “la sentencia condenatoria haya sido pronunciada a consecuencia de prevaricato, cohecho, violencia u otra argumentación fraudulenta, cuya existencia se haya declarado en fallo posterior firme” (Art. 481 del Código Procesal Penal), es decir, debo esperar, cuando menos, tres o cuatro años a que concluya cualquier causa penal que se haya iniciado a raíz de este escandaloso hecho. Mientras tanto, mi defendido seguirá condenado y privado de libertad.-

 

Desde la otra posición, en caso de que fuera Abogado de la víctima, y como consecuencia de estos ilícitos manejos, el sospechoso hubiera sido sobreseído o absuelto, tendré que informarle a mi cliente que teníamos razón, pero perdimos, pero nada podemos hacer, porque el delincuente no puede ser juzgado dos veces por el mismo hecho, ni se puede reabrir una causa judicial cerrada. La impunidad se habrá consagrado.-

 

Los daños producidos están a la vista, otros se irán viendo con el tiempo, pero lo cierto y concreto es que ninguna Institución del Estado se hará cargo de ellos.-

 

El otro aspecto, no menos preocupante, es el relacionado con la responsabilidad personal de los integrantes de los órganos y poderes afectados. Del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, del Poder Judicial y de la Fiscalía General del Estado.-

 

Comenzaré por esta última, cuyo titular (Javier Diaz Verón), anunció que ordenó la apertura de una investigación sobre el contenido de los audios difundidos, designando a un Agente Fiscal, agregando que “No importa quién es juzgado, si tiene que imputar debe hacerlo sin mirar a quién”.-

 

El Fiscal General pretende así desligarse de su responsabilidad personal, creyendo que la sociedad puede aceptar la idea de que el mismo no tuvo ningún conocimiento de los hechos de corrupción registrados al interior de la institución que dirige, o en todo caso, demostrando que es más incompetente e inepto de lo que pudiera esperarse.-

 

No es posible creer que un Fiscal “conversado”, coaccionado, chantajeado, amenazado o tentado con favores por Gonzalez Daher o Fernandez Lippmann no le informó en cada oportunidad en que se produjo.-

 

No es posible creer que ese mismo Fiscal “conversado”, coaccionado, chantajeado, amenazado o tentado con favores por Gonzalez Daher o Fernandez Lippmann haya cedido a la presión o a los favores prometidos con absoluta independencia y sin la cobertura de sus superiores. Prueba de ello es que – hasta ahora – nadie emitió orden de captura contra éste último, del mismo modo en que lo hacen con cualquier ladrón de gallinas.-

 

Y si creyéramos que fue así, que Diaz Verón se enteró de todo recién cuando los audios fueron difundidos, tendríamos que concluir, que – en el mejor de los casos – nos encontramos ante un Fiscal General autista, incompetente y negligente, que ni siquiera se entera de lo que ocurre bajo sus propias narices.-

 

La situación en el Poder Judicial, no es muy distinta, sobre todo si tomamos en consideración que está integrado por dos ministros de la Corte Suprema de Justicia, y ninguno de ellos ha exigido que Gonzalez Daher sea apartado del cargo, como condición para seguir integrando dicho órgano. Tampoco han exigido que Fernandez Lippmann sea sometido a sumario administrativo, ni que las causas tramitadas ante dicha Instancia juzgadora de Jueces sean sometidas a auditoría.-

 

En síntesis, todo sigue igual, excepto por el anuncio de que ordenó que la Dirección General de Auditoría de Gestión Jurisdiccional identifique los casos mencionados en los audios y publicaciones periodísticas en que están involucrados miembros y la auditoría de dichas causas judiciales.-

 

Lo llamativo de la Resolución firmada por el presidente de la Corte, es que se refiere a “…los audios y publicaciones periodísticos que involucrarían a funcionarios del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, Ministerio Público, Poder Judicial y Abogados…”, y sospechosamente omite incluir al Presidente del Jurado, políticos y parlamentarios, como si todo esto fuera nada más atribuible a un secretario del Jurado.-

 

El Senado Nacional, convocado en sesión extraordinaria para aprobar la Resolución “Por la cual se sanciona con suspensión de sesenta al senador González Daher y se exige investigación penal al Fiscal General del Estado", se reúne nuevamente para tratar, esta vez, la Resolución “Por la cual se revoca la Resolución de designación de representantes de la Cámara de Senadores ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y se designa nuevos representantes”, y a renglón seguido resolvieron posponer el estudio del “Proyecto de Resolución “Por la cual se sanciona con la pérdida de investidura al Senador Oscar González Daher según lo previsto en el Artículo 201 de la Constitución Nacional por uso indebido de influencias.-

 

Luce evidente que la “reacción” del Senado, es nada más que “pour la galerie”, es decir, para procurarse el aplauso de la sociedad, frente, aunque sin ninguna trascendencia real.-

 

Nada más que para “desmarcarse” ante la ciudadanía, de la más nauseabunda trama de corrupción, extorsión y chantaje, de la que se hubiera tenido pruebas claras (quizás) en toda la historia patria.-

 

Pero resulta que en la Sesión del “Honorable” Senado de la Nación, se ha dicho con absoluta desvergüenza que todo lo publicado era un “secreto a voces”, lo que nos conduce a la pregunta: ¿Qué han hecho para impedir o frustrar que siga desarrollándose la corrupción que afecta a nuestro sistema de justicia?.-

 

Si sabían y se callaron, ¿no son cómplices, o en el mejor de los casos encubridores?.-

 

Peor aún, callan mucho más de lo que dicen, pues nadie en su sano juicio puede creer que el esquema del que se valió Gonzalez Daher fue montado por él.-

 

La suspensión de Gonzalez Daher, es nada más que un “geniolito” para combatir el cáncer de la corrupción. Decidir la pérdida de la investidura es lo que correspondía, (Artículo 201 de la Constitución Nacional), para cuyo efecto, ni siquiera se requiere las mayorías especiales exigidas para su suspensión (Art. 196 C.N.).-

 

Pero no se animaron a tanto, vaya a saber uno por que obscuras razones e inconfesables intereses, luego de votar su suspensión, se plantearon establecer un “procedimiento” (después de conocido el resultado de las internas partidarias), para debatir, nuevamente el tema.-

 

Vaya custodios de la Constitución, que luego de aplicar una sanción leve, anuncian que estudiarán y discutirán el modo de imponer otra más drástica, adelantando el propósito de violar el Art. 17.4 de nuestra Ley Fundamental, que prohíbe la doble persecución y el doble castigo.-

 

Ni siquiera hace falta recordar que el Art. 8.4, de la Convención Americana de Derechos Humanos, al igual que el Art. 14.7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, a los cuales se ha adherido nuestro país, proclaman el “non bis in idém”, es decir, consagra la prohibición de doble persecución y castigo (Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual haya sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo con la Ley y el procedimiento penal de cada país.)

 

No se si por ignorancia, por negligencia o deliberadamente, pero – seguro – aprovechándose de la ignorancia del ciudadano común, con una doble sanción, brindarán a Gonzalez Daher la posibilidad de colocarse en la condición de víctima, habilitándolo ante los organismos internacionales a reclamar el respeto de sus derechos fundamentales.-

 

Cualquiera sea la razón o el propósito oculto, esta es la crónica de un papelón anunciado, protagonizado por quienes la misma Constitución les encomienda el deber de velar por la observancia de esta Constitución y de las leyes (Art. 202.1 CN)

 

En realidad, desde los primeros minutos en que se conoció la noticia y los audios fueron difundidos, me invadió la sensación de que el sistema corrupto que nos agobia buscaría el modo de lamerse las heridas, reacomodar sus piezas y proyectar la imagen de que todo cambiaría, pero que en realidad, lo único que buscarían con tales cambios, es que nada cambie.-

 

"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie", resume claramente y con precisión la sentencia del escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en su novela “El Gatopardo”, en la primera mitad del siglo pasado.-

 

Jorge Rubén Vasconsellos